¿Dónde está su mente? ¿Está centrada en la tarea que tiene entre manos?
La pandemia ha cambiado para siempre nuestra forma de trabajar. Aunque muchas empresas sin duda volverán a llamar a sus empleados a sus oficinas en algún momento en el futuro, otras han descubierto y abrazado los beneficios del WFH (trabajar desde casa), como una forma más accesible de llegar a los trabajadores con habilidades altamente especializadas, menos absentismo, menores costes en general, etc. Y los empleados también están disfrutando de esta forma de trabajar sin desplazamientos, en un entorno más cómodo y personalizado, menos dinero gastado en ropa para y viajes a la oficina, comer y picotear fuera de casa, y más control sobre su tiempo. Estos, y muchos otros beneficios, se suman a una cuenta de resultados más saludable para las empresas, y a unos empleados más felices y motivados… una situación en la que todos salen ganando.
Uno de los mayores obstáculos para que este nuevo paradigma funcione para ambas partes es la gestión eficaz del tiempo. Todos sabemos que Internet está plagado de distracciones de todo tipo, sin contar nuestras propias distracciones personales, como pueden ser los correos electrónicos y las redes sociales. Al final de la jornada laboral, es fácil preguntarse dónde ha ido a parar el tiempo y por qué se han completado un enésima parte de nuestra lista de tareas pendientes. Al desaparecer la rigidez del antiguo horario de 9 a 5 (y que ya no notamos la respiración del jefe en nuestra nuca), afinar (o desarrollar por primera vez) nuestras habilidades de gestión del tiempo seguramente nos resulte beneficioso.
A la hora de considerar cómo gestionar eficazmente nuestro tiempo de trabajo (lo que, si se hace bien, contribuirá en gran medida a que nuestro tiempo personal siga siendo sacrosanto), resulta útil analizar nuestros hábitos actuales.
¿Llena su agenda con tareas que ayudan a los demás -quizás peticiones de colegas u ofertas de ayuda de usted- en lugar de centrarse en lo que tiene que completar? ¿Es usted una persona capaz de desempeñar múltiples tareas de manera simultánea que pasa mucho tiempo apagando fuegos, con al menos 10 tareas en su agenda, de las cuales al menos dos están a su cargo en un momento dado? En relación con esto, está el trabajador que calcula mal el tiempo que le llevará una tarea y está permanentemente tratando de ponerse al día. O tal vez sienta que trabaja mejor bajo presión, por lo que aplaza sus propias tareas hasta que ya es casi demasiado tarde. ¿Se distrae fácilmente con la petición de un colega y pasa 20 minutos tratando de cumplirla, sólo para perder de vista sus propios objetivos? Quizá sea usted ese trabajador excesivamente diligente que es incapaz de terminar una tarea porque el resultado nunca estará a la altura de sus expectativas.
Tanto si es un mártir del tiempo, un bombero, un subestimador, un posponedor, un distractor o un perfeccionista, no se preocupe; aún hay esperanza para usted. Puede aprender a superar estos hábitos que le quitan tiempo y energía, que a su vez reducen su productividad y aumentan su estrés. Mediante el uso de habilidades de gestión del tiempo, puede aprender a administrar su tiempo de manera que pueda mantener a su jefe contento y mantener el estrés a raya.
Una de las herramientas de gestión del tiempo más útiles y consolidadas es establecer objetivos SMART (específicos, alcanzables, relevantes y limitados en el tiempo) o lo que viene siendo el ¿qué?, ¿cuánto?, ¿cómo?, ¿con qué? y ¿cuándo? de toda la vida. Otras formas relevantes de gestionar su tiempo sería establecer prioridades y esforzarse en evitar las distracciones para llevarlas a cabo, aclarar los objetivos y delegar las tareas según sea necesario y apropiado. No se presione para empezar rápidamente. Es esencial tener definidas las tareas y los recursos para poder elaborar un plan claro que le ayude a cumplir con su cometido. Sin embargo, si es usted una persona que empieza lentamente (posponedor), no espere a identificar las causas de su postergación y a abordarlas; se alegrará de haberlo hecho. En lugar de realizar varias tareas, realice una sola; podrá centrarse en una tarea a la vez, con lo que obtendrá una mejor calidad y resultados finales, además de reducir sus niveles de estrés. Gestione su estrés con las estrategias de alivio que prefiera (yoga, ejercicio, paseos al aire libre, meditación, escuchar música o tocar un instrumento, etc.) y recuerde decir “No” cuando sea necesario. Y, por último y, sobre todo, sea amable consigo mismo y con los demás. Nadie es perfecto, y en este nuevo y valiente mundo, todos tenemos todavía mucho que aprender.